viernes, 4 de enero de 2008

Adios 2007

Treinta y uno de diciembre, trajeado y encamisado, con casi dos paletillas de cordero en mi estómago y delante tuya en ese oscuro callejón, infectado de ratas, húmedo y sin salida. Te tengo arrodillado pidiendo cleméncia, llorando, suplicando perdón, pero ya es demasiado tarde. Te abofetearia y zarandearia antes de ensañarme a puñetazos contigo pero no vale la pena, estás acabado.

Has sido responsable de la enfermedad de un familiar cercano, me has desastibilizado laboral y personalmente, no me has aportado nada excepto problemas. Pero no me liaré a puñetazos contigo maldito Dos Mil Siete, simplemente te miraré fijamente con una amplia sonrisa en mi boca y dejaré pasar los minutos hasta que desaparezcas para nunca más volver a existir.

Hasta nunca Dos Mil Siete.
Hola Dos Mil Ocho.

0 insensatos contestaron: